POR NAZARENO ALMIRÓN Y ALEJANDRA CARBONE
Cuando hablamos de diseño editorial nos referimos al acto de diseñar aquellas piezas que tienen como función principal presentarle al lector una cantidad importante de información –en su mayoría texto escrito– a lo largo de una sucesión de bloques de texto.
Contenidos
A lo largo de este artículo nos vamos a referir al manejo de la tipografía en un campo sumamente vasto que abarca piezas tan disímiles como libros, diarios, revistas, suplementos sean estos encuadernados o en formatos plegados, se trate de productos impresos o digitales. Veremos una aproximación a los modos de organizar los contenidos equilibrando legibilidad y expresividad.
Formatos
Cuando hablamos de formatos nos referimos al tamaño y proporciones del espacio gráfico. En el ámbito de los medios impresos existen variados formatos. Aquí enumeramos algunos de los más frecuentes en medios impresos.

Tabloid 430 x 280 mm [11×17”]
Es comúnmente utilizado en la industria editorial y publicitaria para imprimir periódicos. Este formato se impuso sobre otros porque, en comparación con los formatos sábana (600 × 380 mm) y berlinés (470 × 315 mm) es más cómodo. En el pasado cuando el standard era el formato sábana, se asociaba al tabloid con publicaciones sensacionalistas.
En revistas es ideal para ediciones de lujo con imágenes grandes.
Letter: 213 x 276 mm [8,5×11”] o A4 [21×29,7cm]
Adoptada por muchas revistas de gran tirada.
Journal: 152 x 229 mm [6 x 9”]
Usualmente era el tamaño de publicaciones científicas. Se publican novelas, memorias y ensayos en este formato.
Digest: 137 x 213 mm [5,38”x 8,38”] mm o A5 [14,85 cm x 21 cm]
Es un formato reducido que hicieron popular la revista del Reader Digest, Jet y TV Guía. Su relación proporcional es 3: 2.
Los formatos digest para libros y revistas comúnmente son 14 x 21 cm, aunque también pueden ser 13,65 x 21,27 cm o 14 x 19 cm. El formato digest es más pequeño que una revista estándar, pero mayor que un libro de bolsillo, lo que lo convierte en un formato compacto y portátil. Donde se usa la norma A equivale al A5, muy comúnmente usado para libros de bolsillo, revistas de nicho y publicaciones compactas.
En los medios digitales nos referimos a formatos medidos en pixeles y básicamente hablamos de smartphones, tablets y desktop aunque cada uno de estos dispositivos proponga un rango de tamaños y no un única medida.

La caja tipográfica y los márgenes
Llamamos caja tipográfica al área del espacio gráfico donde desarrollaremos el contenido principal de la publicación, exceptuando determinados elementos que pueden ubicarse por fuera o extenderse hasta el corte de la página como foliado, nombre de sección, etc.
Siempre es necesario encontrar la mejor relación entre la caja tipográfica y la página. Esta relación será la que ofrezca el mejor balance entre los aspectos funcionales y estéticos.
El siguiente paso será definir el tamaño que tendrán los márgenes, es decir, lo que queda por fuera de la caja. Los márgenes cumplen un rol fundamental tanto desde el punto de vista funcional como así también del estilo gráfico a lo largo de toda de la publicación.
En productos editoriales con varias páginas, el tamaño de los márgenes se mantendrá igual a lo largo de toda la publicación, por lo que deben considerarse valores
funcionales para todo momento, aún cuando el tipo de información pueda ir cambiando y exigiendo nuevas necesidades espaciales. Si estamos ante una publicación del tipo encuadernado, los márgenes laterales de la página se identificarán según estén orientados hacia el lomo: márgenes internos– o hacia el borde: márgenes externos. Si en cambio se trata de una publicación digital donde cada página se visualizará por separado podemos hablar de margen izquierdo y margen derecho.
Si el tipo de publicación es encuadernada, deberemos tener presente la tecnología de encuadernación y la cantidad total de páginas
para poder definir el tamaño más adecuado de los márgenes internos. Mientras que los márgenes externos deberán definirse de un tamaño tal que puedan servir para que el lector apoye sus pulgares al sostener la publicación, sin obstruir la lectura.
Por supuesto que aquí estamos hablando de una decisión de diseño, no de una imposición, por lo tanto podemos romper deliberadamente con la simetría que es convencional para este tipo de casos.
Al definir los márgenes superior e inferior, debemos tener presente qué otros usos se le dará a esos espacios, como por ejemplo ubicar como el foliado, etc.
Existe una convención en la utilización de un margen superior ligeramente menor al margen inferior: el resultado visual es que el contenido se vea ópticamente centrado en la página, teniendo en cuenta que si utilizamos una misma medida para ambos márgenes, el contenido quedará matemáticamente centrado, pero el efecto óptico resultante nos dará la sensación que el contenido se está cayendo.


Grillas y trazados reguladores
Históricamente las grillas están estrechamente relacionadas con el nacimiento de la tipografía y por supuesto de la imprenta, pero desde antes ya se utilizaban para ordenar los textos.
Lo cierto es que las grillas ayudan al ojo humano a seguir un ritmo, apoyan la jerarquía del contenido y le dicen nuestro cerebro donde esperar que se encuentren las cosas, ayudando a crear consistencia incluso en el diseño responsivo entre dispositivos de diferentes tamaños, contribuyendo a la proporción de los elementos entre una página y que finalmente todo siga una estructura de lectura que agrade al ojo.
En los siguientes ejemplos mencionamos grillas modulares que no solamente son usadas en el ámbito editorial y que parten de un módulo a partir del cual se genera la estructura ordenadora del contenido. Llamamos grillas tipográficas que son específicamente usadas en los layouts de las publicaciones y contemplan
la partición de la caja tipográfica en columnas.


Las grillas jerárquicas son aquellas en las cuales la proporción de cada área en función de la forma, cantidad e importancia del contenido. Es muy frecuente su uso en folletos y sitios web. En este último caso podemos mencionar que estamos habituales a reconocer en una página web: el cabezal, un banner principal, distintas secciones y un pie o footer. A su vez cada sección tiene una estructura de columnas y filas.

Una grilla multilayer es un concepto desarrollador por Karl Gerstner para la revista Capital. La idea parte de una grilla modular pero múltiple (1,4,9.16.25 y 36 módulos) que otorgan gran flexibilidad en la superposición.

Columnas y calles
De acuerdo al formato de página y una vez definida la familia tipográfica y su tamañ0 surge la decisión la cantidad de columnas, su ancho y el ancho de las calles.
ANCHO DE COLUMNAS. Existen varios métodos para calcular el ancho de columna ideal, el que nos parece más rápido y efectivo es el de contar un promedio de siete palabras por línea de texto.
Si la columna cuenta con una cantidad menor de palabras por línea se hace fatigosa la lectura por la necesidad de pasar de una línea a otra demasiado seguido. Por el contrario, una columna demasiado ancha obliga al lector a trasladar demasiado su mirada, y no lo ayuda para encontrar fácilmente el comienzo de la siguiente línea para poder seguir el flujo del texto.
La columna que cuenta con siete u ocho palabras por línea permite una edición más prolija del texto, evitando que las líneas finalicen en preposiciones –ya que de esa manera se cortaría la coherencia de las oraciones–, y logrando un desflecado más suave, sin sobresaltos.
Para resolver determinadas tipologías de texto donde la cantidad de información se reduce a unas pocas líneas, puede utilizarse una columna más angosta, pero en ese caso es importante asegurarse que cada línea contenga una unidad de significado.
CALLES. Junto con las columnas, debemos definir cuál es el espacio que las separará. A dicho espacio se lo conoce como calle, y debe ser lo bastante ancho como para que el lector pueda continuar naturalmente la lectura de una línea a la siguiente sin pasar a leer la columna de la derecha.
Por otro lado, no debe ser excesivamente ancha ya que las columnas pueden verse como aisladas unas de otras, perdiéndose la continuidad de lectura.
CANTIDAD DE COLUMNAS. Cuando hablamos de cantidad de columnas, debemos planificar todos los usos posibles que haremos de la página a lo largo de la publicación. En algunos casos es incluso posible plantear un esquema de subdivisión para poder aprovechar al máximo la página en casos puntuales como tablas, listados, pastillas de información, etc. Ejemplo de esto sería tener una división en tres columnas por página para textos largos, pero poder utilizar seis columnas a la hora de representar información más modular o fragmentada.
Si nos referimos a los medios digitales, mientras se desarrolla el proceso de prototipado debemos considerar la grilla con la que trabajaremos; la más popular actualmente está compuesta de 12 columnas ya que muchos frameworks de desarrollo web utilizan esta estructura, y porque el número 12 es fácil de dividir en espacios más pequeños como 9, 8, 6, 4, 3, 2, 1. Lo importante es que el contenido definirá la grilla que se necesita.
Títulos y textos
ALINEACIÓN. El tipo de alineación más utilizada para la lectura de texto occidental –de izquierda a derecha– es la alineación a la izquierda con desflecado. En este tipo de alineación se suele utilizar la hifenación (o silabación) –es decir, cortar las palabras muy largas al final de ciertas líneas– sólo en casos extremos, por ejemplo con palabras de 10 letras o más.
La alineación a la izquierda genera una línea recta sobre ese lateral, facilitando el acto de comenzar a leer cada línea sin que el ojo tenga que buscar el punto exacto donde comienza la primer palabra.
Otro tipo de alineación muy utilizado es el llamado justificado, que en el software puede presentarse con variantes tales como justificado completo, o con la última línea alineada a izquierda, derecha o centro. Este tipo de alineación se utiliza para lograr que la sucesión de líneas formen rectas a ambos lados de la columna.
Para poder obtener un justificado decente, el software analiza y resuelve el interletrado –y en algunos casos hasta un pequeño ajuste en el ancho de los signos– de una cantidad determinada de líneas anteriores y posteriores a la que el usuario edita. Con esta técnica se recomienda una hifenación de palabras de aproximadamente siete letras en adelante, para que el software tenga mayores posibilidades de lograr una buena justificación. Aún así, es necesario que la columna tenga un buen ancho, caso contrario comenzarán a aparecer dentro de ella grandes espacios blancos muy notorios, llamados comúnmente ríos.
Las otras opciones de alineación incluyen el centrado, donde cada línea queda ubicada en el centro exacto de la columna, y también la alineación sobre el lateral derecho. Estos dos casos se utilizan para resolver tipologías de texto concretas, tales como la presentación del staff de la publicación o un destacado.



El gris tipográfico
Cuando vemos un párrafo entrecerrando los ojos, podemos apreciar que forma una mancha grisásea. A esta mancha se la denomina color tipográfico, o gris tipográfico, y resulta de diversos factores, a saber:
• La familia tipográfica y la variante elegida. Como ya hemos visto, existen familias pensadas para usos específicos, y dentro de las variantes disponibles se encuentran aquellas que representan cambios del peso de los signos, como
por ejemplo regular, light, bold o book. Utilizar una u otra variable afecta de forma directa el color del párrafo.
• La calidad de la impresión. El tipo de soporte utilizado, la técnica de representación de los caracteres,
la calidad de las tintas; estos factores afectan la forma final que toman los signos, y por consiguiente pueden modificar el color del párrafo. En el caso de soportes físicos, un error muy común es utilizar determinado tipo de impresión durante el diseño, y otro diferente para la impresión final. Esto puede generar diferencias en el color de los párrafos de la que no siempre se sale airoso. También en el mundo digital ocurren situaciones parecidas, ya que la gran
variedad de calidades de pantallas, niveles de contraste, tamaño y distancia de los pixeles, y técnica de antialiasing
provocan diferencias enormes en el color del párrafo y la calidad general del texto.
• Interlineado, interletrado y kerning. Todo lo que significa espaciados modifica sustancialmente el color
tipográfico. En este caso es fundamental que el diseñador tenga pleno control de todos los valores para lograr el color
que considere correcto. Incluso el kerning definido por el diseñador de la fuente
puede necesitar un ajuste.
Es importante señalar el enorme impacto que el gris tipográfico tiene en la lectura. Párrafos demasiado oscuros dificultan la lectura. Por otro lado un párrafos con un gris demasiado claro puede también dificultar la lectura y restarle importancia al contenido. Por supuesto, hay ejemplos donde un gris muy claro u oscuro puede ser un efecto buscado para generar una experiencia de lectura diferente, o para resolver ciertas tipologías de texto puntuales.
Espaciados
El software de edición con el que trabajamos presenta diferentes opciones para modificar tanto el interlineado –el
espacio que separa las distintas líneas de texto–, así como también los espaciados horizontales: interletrado, kerning e interpalabra.
Cuando hablamos de kerning nos referimos al espacio predefinido entre determinados pares de signos y que resuelve problemas entre las contraformas generadas por ellos. En líneas generales es innecesario realizar ningún tipo de modificación en el kerning, ya que se trata de información incrustada en el archivo de fuente. Sin embargo, el software que utilizamos puede disponer de la opción de ignorar dicha información, volviéndola a calcular o dejándola en un valor nulo.
Si lo que necesitamos es ajustar el espacio entre los signos para resolver problemas concretos como ser un título, entonces lo que necesitamos modificar es el interletrado o tracking, asignándole un valor que puede ser menor a cero para juntar más los signos, o superior a cero para alejarlos entre sí.
Realizar este tipo de tarea queda reservado a pequeñas cantidades de texto como títulos.
Cuando modificamos el interletrado general dentro de un texto, debemos tener presente que un valor muy bajo puede generar que los signos queden muy pegados entre sí, llegando incluso a interconectarse. Esto dificulta enormemente la lectura. Valores muy altos por otro lado quedan reservados a determinadas tipologías de información, generalmente textos cortos.

Por último, pero no menos importante, vamos a hablar del interlineado: el espacio que separa cada línea. Su valor será siempre proporcional al cuerpo tipográfico, y su impacto es relativo a las características de la familia con la que estemos trabajando, ya que a un mismo cuerpo, las diferentes familias presentan diferentes alturas de caja de x, y su relación con la altura de ascendentes y descendentes. Así por ejemplo el resultado visual de un determinado valor de interlínea no será el mismo para una familia con ascendentes y descendentes altas, versus un diseño con una altura de la caja de x.
A la hora de definir la interlínea, debemos entender que un valor muy bajo puede provocar que las descendentes de la línea superior se entrecrucen con las ascendentes y mayúsculas de la línea inferior, al tiempo que dificulta la lectura debido a que el lector perderá más tiempo y energía al terminar de leer una línea y buscar la siguiente. Un interlineado muy abierto, en cambio, genera mayor desgaste al leer textos extensos, por lo que se reserva ese recurso para resolver determinadas tipologías donde la cantidad de texto no se excede de unas pocas líneas.
También es importante para mantener orden y coherencia a lo largo de la página utilizar valores de interlínea que sean múltiplos entre sí, y hacer coincidir la base de la caja baja de todas las líneas o línea por medio con sus pares de las columnas adyacentes.

Vale aclarar que en las distintas jerarquías tipográficas que conviven en una misma página -como bloques de texto, títulos, copetes, etc, no solamente se diferencian por el tamaño de cuerpo e interlineado sino también por las variables tipográficas como vemos en el ejemplo.

El estilo visual
«El diseño de una publicación depende totalmente de qué es y de para quien es» afirma Yolanda Zappaterra. Consecuentemente lo primero que ha de establecerse en una publicación son las señas de identidad, la expresión de lo que se quiere transmitir. Un buen diseñador tiene que trabajar con los lectores en mente y construir lo que llamamos un estilo tipográfico que exprese el contenido de la información y la comunique en armonía con el perfil del lector. Por supuesto que en cada uno de los números, la imagen de identidad es revisada y actualizada.
El estilo tipográfico se construye a través de las decisiones del uso de familia o familias tipográficas, sus variables, formas de titular, relaciones y articulaciones de texto e imágenes, uso del espacio gráfico, paleta de colores, etc.
FAMILIA Y VARIABLES TIPOGRÁFICAS
Definir qué familia o familias tipográficas y con cuáles variables tipográficas vamos a trabajar es una decisión que tiene un enorme peso. La elección de familia incide no sólo en la funcionalidad de la pieza sino también en la propuesta de un estilo gráfico que identifique al producto editorial.
En líneas generales las familias serif son más adecuadas para la lectura de grandes cantidades de texto, ya que las propias líneas del serif ayudan a recomponer la línea. De todos modos, existen familias tipográficas sans serif que poseen una excelente legibilidad.
Otro de los aspectos a tener en cuenta a la hora de elegir una familia, es la cantidad de variantes que ofrece, las cuales pueden ser fundamentales a la hora de representar determinadas tipologías textuales. En un texto básico quizá sea suficiente contar con las variables más básicas como regular, bold, light e italic
Para usos más específicos existen familias que cubren necesidades tales como numerales con ascendentes y descendentes, simbología matemática, versalitas, o incluso familias como la Stone, que ofrece variantes
serif, sans serif e informal. Por otro lado, con la aparición del formato Open Type las posibilidades de las fuentes tipográficas se incrementaron exponencialmente, facilitando la creación y distribución de familias con una enorme cantidad de glifos que cubren las necesidades exigidas por una gran variedad de idiomas, y la opción de aplicar ligaduras de forma
automatizada en tiempo real.
En el ejemplo se usó Monteserrat (en las variables Regular, Light, ExtralightBold, Extrabold, Black, Black Italic, Light Italic e Italic) en la composición de títulos y textos, y a su vez se diseñaron signos con un marcado estilo geométrico para ser usados en el índice y en diversos artículos.



USO DEL BLANCO
Es tarea del diseñador optimizar el contenido para reduciendo en lo posible la cantidad total de páginas, y al mismo tiempo tratando de obtener los mejores resultados visuales donde cada elemento tenga el espacio justo y necesario.
En este contexto es crucial lograr zonas de blancos que potencien los distintos niveles de lectura, evitando que la página se vea abarrotada de elementos, o vacía de contenidos.




IMÁGENES Y TEXTO
Abarca tanto el estilo de las imágenes como su particular articulación con los bloques de texto y los títulos. La decisión de usar fotografías o ilustraciones, su tratamiento visual definen el tono de una publicación.
Las articulaciones entre títulos e imágenes también es una decisión importante en la construcción de la identidad visual. En el ejemplo hay una propuesta de usar algunas imágenes recortadas, superposición de tipografía y fotografía, colores en transparencias, fotos en escala de grises, etc. Todo estas decisiones y su desarrollo a lo largo de las distintas secciones de una revista constituyen su identidad.




PALETA CROMÁTICA
Implica definir una paleta de colores (uno o dos tintas principales) y su atribución en los títulos, subtítulos y textos, así como en las imágenes y soporte.
En los impresos no solo hablamos de color de tintas sino de los papeles los cuales por su cualidad superficial o color propio también contribuyen a la identidad cromática del producto.




Ortotipografía
Se llama asó al conjunto de reglas de uso lingüístico y tipográfico orientadas a ordenar el texto y representar correctamente diferentes tipos de información.
Estas reglas trazan un puente entre diferentes tipos de contenido y variables y usos tipográficos, definiendo un
sistema coherente que ayuda al lector a comprender el caracter intrínseco de la unidad de información representada.
La mayor parte de estar reglas responden a convenciones, pero algunas de ellas están sujetas a interpretaciones subjetivas, por lo que es menester conocer y respetar el estilo editorial que le corresponde a nuestra publicación, ya que en lo que concierne a ortotipografía, no sólo debe haber coherencia en la totalidad de la publicación, sino también dentro del
ecosistema en la que se encuentra: otras publicaciones dentro de una misma editorial, y/u otros números dentro
de una serie.
Cualquier diseñador que dedique una parte importante de su labor en diseño editorial debería contar con una sólida base de conocimiento ortotipográfico.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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__(2005) Ortografía y ortotipografía del español actual. Ediciones Trea.
Samara, T. (2006) Diseñar con y sin retícula. Editorial Gustavo Gili.
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